Para este trabajo cometí un riesgo importante, había diseñado un trabajo en cajas, remitiendo al café, pero por alguna razón lo artificial del material no me gustó, lo que me hizo cambiar de idea radicalmente, usando la madera, pero estos elementos no tenían el mismo color, podría haberlos barnizado o algo, pero algo me molestaba de ello, quería su crudeza, su pureza, lo crudo, lo dejé así por lo tanto no cumplía con el principio básico del trabajo.
De todos modos lo hice, siguiendo mi intención estética armé un totem, pero las maderas seguían teniendo distintos matices de colores...mmm nada que hacer, seguí adelante haciendole caso más a mi gusto e intución, que a la pauta del ejercicio.
Al presentarlo la Mako me mostró que algunos elementos de la escultura, como el clavo, generaban una sensación de autocastigo, de suicidio de la obra por mi mismo, quedé atónito, en shock. Representaba el saber que si seguía adelante me arriesgaba más, sabiendo que mataría al ejercicio, quedé mal!, sufrí por ese riesgo, pero también me mostró muchas cosas, especialmente sobre mi búsqueda de inspiración en el espíritu masculino intrinsico en mi género e história (rollos con mi padre). A pesar de este conflicto seguía gustandome en un nivel lo que había hecho y todo lo que me mostró.
Agradezco la honestidad para con la experiencia de observar todos los niveles de análisis al apreciar una obra, es increible todo lo que puede surgir de mirarse el ombligo desde una creación propia, fué inquietante, shockeante, pero sanador.
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